La trilogía completa

sábado, 1 de noviembre de 2008

La inmigración en el Grao de Castellón (3a entrega)







Inmigrantes de Peñíscola

Inmediatamente después de terminada la Guerra Civil, el Grao de Castellón asistió a otra oleada inmigratoria que, aunque menor en número que las anteriores, no fue por ello menos importante.
Sabida por aquel tiempo la riqueza de las aguas de Castellón, y la solidez de su puerto, que superaba con mucho al de Peñíscola, muchos peñiscolanos optaron por imitar a los torreblanquinos y, con sus familias y enseres, pusieron rumbo a Castellón.
Ejemplos de este movimiento migratorio hacia aguas castelloneras son: Los hermanos Garí, Els Panxes, Els Ferletes, Els Xiverques, El sinyo Robertet, El sinyo Granero, El sinyo Favorito y, Manuel Albiol, más conocido por Manuel el de Dinero por pertenecer a la familia dels Dinero. Fue Manuel Albiol persona principal y destacada de la vida pública “grauera” durante más de cincuenta años, desempeñando repetidas veces el cargo de Presidente del Pósito de Pescadores y también Patrón Mayor, cargo éste que ostentó hasta que ya, con casi ochenta años, le sorprenió la muerte.



Inmigrantes de Altea

Casi a la par que los peñiscolanos llegaban al Grao de Castellón, otra inmigración, esta vez desde el Sur, tenía lugar en el Grao, la de los alteanos.
Eran éstos menor en número, pero no en conocimientos marineros, ya que desde un principio se mostraron como perfectos conocedores y dominadores de la pesca del fanal.
Recordemos como muestra de excelentes patrones a Cul d’aladroc, que mandaba la barca de Emilio Falomir y, Oli que fue patrón de una de las barcas de Emilio Fabregat.


Inmigrantes andaluces

Allá por los años cincuenta se fraguó la penúltima de las grandes oleadas inmigratorias del Grao: la de los andaluces. Entre ésta y la siguiente década, el muelle de Castellón se inundó de gente de gracioso y saleroso hablar. El habla andaluza pronto se hizo familiar. Tanto, que hoy, los andaluces son considerados tan “graueros” como el que más.
En un principio, los andaluces que llegaron al Grao eran mayoritariamente almerienses de Adra y gaditanos de Barbate.
Los andaluces en un principio se dedicaban todos a la pesca del fanal. Y hoy, aunque ya no se dedican la totalidad de marineros andaluces al fanal, siguen mostrando una verdadera vocación por este arte pesquero.


Inmigrantes “del Norte”


Recién estrenada la década de los setenta tuvo lugar la que puede considerarse última inmigración masiva. Fue ésta la de gente norteña. Venían de Santander, y del País Vasco.
Eran barcas grandes, de alta proa y serio semblante, desafiantes.
La gente del Grao, poco acostumbrada a las temibles tempestades de aquellos norteños lares, no construía así sus barcas. Los buques pesqueros mediterráneos de aquella época eran ciertamente pequeños, barquichuelas que poco o nada podían hacer ante un asomo de mala mar: embarcaciones serenas; firmes y alegres; acostumbradas a la bonanza de nuestras aguas.
Los “graueros” veían con admiración aquellos andares poderosos de las barcas del Norte. Barcas recias que estaban fuertemente preparadas para combatir con furiosos mares del Atlántico Norte. Eran unas barcas que estaban pintadas con parcos y sufridos colores. Nunca de blanco. Rojo, azul. En cambio aquí, las barcas presentaban casi todas un pálido semblante, pálido pero vivaz. Un cuerpo blanco que se adornaba con un ribete de otro color, que recorría todo el casco de la barca, y que le daba personalidad a la embarcación. Pocas estaban pintadas con otro color que no fuera el blanco.
Los “graueros”, siempre dispuestos a las posibles mejoras y abiertos a todo lo que suponga avances, a partir de entonces tomaron ejemplo de los buques norteños.
Hoy las barcas “graueras”, tienen un aire más mundano. Más sólido y consistente. Más competitivo. Grandes, potentes, retadoras...


Inmigrantes magrebíes

El año 2000 ha visto afianzarse en el Grao una masiva inmigración de gente del norte de Africa y, aun de otros lugares del continente africano (pero sobre todo magrebíes) que se dedican fundamentalmente a la pesca del cerco. Hasta tal punto está siendo numerosa esta inmigración, que hoy en día casi la mitad de los tripulantes de la pesca del “fanal” son de esta procedencia.


El Grao de Castellón sabiamente, ha asimilado todos y cada uno de los impulsos inmigrantes y de cada uno ha cogido algo. Lo que le ha convenido. Algo a lo mejor que le faltaba. Y le ha dado, eso sí, su toque personal para hacerlo suyo...y para que el Grao de Castellón se convirtiera en lo que es hoy: una primera potencia nacional en tema de pesquera.

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